Regalos y recuerdos...

Muchas de las hueveras que componen mi colección me las han regalado. Para tener un recuerdo de cada uno de esos presentes y, sobre todo, de las personas que tan generosamente me las han ofrecido, quiero dejar constancia aquí de mi agradecimiento.

jueves, 19 de agosto de 2021

Un regalo entrañable

 De los que no se olvidan



Cuando hice la exposición de hueveras en la Feria de Coleccionismo de Monzón, el año 2006, poco me imaginaba que la colección iba a tener la aceptación que tuvo. Y, entre los encuentros y momentos entrañables que entonces viví, uno hay que se lleva la palma.

El primer día, una señora joven visitó el stand con atención. No recuerdo si iba sola o acompañada. Se que hablé un poco con ella y le expliqué algunas cosas, como que todo empezó con dos hueveras que pillé en casa de mi padres, en Campo. Como la colección creció con las compras que hicimos toda la familia y gracias a muchos regalos. Que estaban todas las piezas numeradas y, que la número 7.000 me la había hecho mi nieto de siete años, etc.


Al día siguiente, Ester Castán, que así firmaba el escrito, volvió de propio a Monzón, porque ella vivía en Binéfar, para darme esta poesía que había hecho la noche anterior, dedicada a la colección. Creo, sinceramente, que ese poema no puede faltar en este blog, dedicado a agradecer tantas atenciones recibidas.




Un sueño hecho realidad

Como cualquier azar de la vida,

 llegaron a tus manos dos hueveras,

y la niña que todos llevamos dentro,

deseo coleccionarlas.

Tu madre siguió tu sueño

y dos que en casa tenía

te regaló para continuarlo.

Tuviste la gran suerte 

De tener a tu lado,

una persona que te amaba,

y tu sueño quiso que alcanzaras.

Viajes, regalos, amigos y conocidos,

hueveras te regalaban,

pues era lo único con lo que sabían

que no se equivocaban.

Como el mejor amante de este sueño

comenzaste otro sin pensarlo,

catalogando y ordenando cada una de ellas

en un cuaderno.

Sin pensar conseguiste algo más valioso

que la propia colección,

coleccionar libretas escritas y pintadas

por tu propio corazón.


Llegaste a un número muy alto, ¡6999!

y a tu hija comentaste

"me falta una para las 7.000"

y no te diste cuenta

que un ángel

lo estaba oyendo 

y le pidió a la profe que con arcilla

una huevera quería hacer. 

Terminada, te la entregó.

Y ahora ya acabaste la colección 

con un broche de oro,

porque creo yo que no me equivoco

si digo lo que para ti tiene más valor

Por último, amiga mía te deseo

de todo corazón,

que disfrutes de la vida y de tu colección, 

pues poca gente puede decir

que convirtió su sueño en realidad,

y eso, tú, sí.

Con todo corazón te deseo ser feliz,

y disfrutar de tu ilusión.


Gracias, Ester, de todo corazón