No está escrito en ninguna parte, que para celebrar la Navidad se tenga que reunir toda la familia para comer, ni que sea obligación intercambiarse regalos, ni que se tenga que invitar a comer a una tía abuela que no vemos en todo el año. Así es que, si este año no hacemos algo de estas cosas, no desobedecemos ninguna ley divina ni humana. Vamos a procurar estar bien con lo que tengamos, y desear con todo el alma que las personas a las que queremos estén bien, aunque estén lejos.
Para los pequeños tenemos cuentos para contarles, con hueveras, claro.
(continuará...).
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