Regalo de Daniel
Nº 6.362 |
Como bien explica el folleto que acompaña a esta pieza, presentada en una elegante caja de cartón negra, a pesar de que la función de las hueveras es precisamente que no se muevan los huevos para poder comerlos tranquilamente, en este caso se propone lo contrario, poner un poco de velocidad sobre la mesa.
Y ¿por qué? en el mismo texto se explica que lo que se pretende es poner de buen humor a las personas que por las mañanas no lo están, y también complacer a los amantes de Fórmula I.
Mi nieto Jean ha hecho una interpretación muy personal de la utilización de esta huevera-bólido, y le encanta mandarla a toda velocidad por el suelo del salón, por lo que suele acabar impactada contra la pata de una silla, una puerta o perdida debajo del sofá. Afortunadamente, tiene el buen tino de jugar con ella sola, sin el huevo pasado por agua.
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